La famosa guitarra Kramer utilizada por Eddie Van Halen en el video de Hot For Teacher se vendió por casi $4,000,000 en una subasta.
Inicialmente, los subastadores de Sotheby’s le dieron a la guitarra una estimación de $ 2-3 millones, pero logró alcanzar el sorprendente precio de $3,932,000, lo que la convierte en una de las guitarras más caras jamás subastadas. Solo se han subastado otras dos guitarras a un precio más alto, ambas pertenecientes a Kurt Cobain: la Smells Like Teen Spirit Mustang, que se vendió por $4,550,000, y su Martin D-18E del icónico set MTV Unplugged de Nirvana, que vendido por $ 6,010,000.
Sotheby’s obtuvo la guitarra a través de Gregg Emerson, técnico de batería de Van Halen que se retiró, alrededor de 1990, quien luego se la pasó a su sobrino. Después se vendió a Neal’s Music en California, donde el propietario previo a la subasta la recogió. El nuevo dueño de la guitarra recibirá una carta de procedencia de Paul Unkert y una foto firmada por Eddie Van Halen, así como la camisa de fuerza y los guantes blancos que se usaron en el vídeo.
El nuevo propietario también recibirá el estuche original de la guitarra.
La icónica guitarra de Van Halen presenta un mástil de arce atornillado de 22 trastes con una humbucker Seymour Duncan, un solo control de volumen y un puente Floyd Rose.
Taylor Hawkins y su último show con Foo Fighters, en Lollapalooza Argentina, el domingo 20 de marzo
Apenas cinco días después de su inolvidable show en la edición argentina de Lollapalooza, Taylor Hawkins, batería de Foo Fighters, falleció en Bogotá, Colombia. En un escueto comunicado de prensa, la banda pidió privacidad, apoyando a la familia de Taylor. Tenía 50 años. La noticia llega con el dolor y el descreimiento de alguien que parecía eterno, por varios motivos. Hawkins forma parte de un particular linaje de baterías con personalidad y sonido propios, un verdadero epítome del rock & roll. Nacido en 1972 en Texas, tomó las baquetas tras los pasos de Neil Peart y John Bonham, respiraba el pavoneo extravagante de Jane’s Addiction, soñaba con la justa cualidad de The Police y le ofrecía un incesante culto al despliegue escénico de Freddie Mercury y Queen. No solo fueron los aporreos a los parches; la excelencia y crudeza de su tono en “Somebody to love”, en el último recital de Foo Fighters en Argentina, va a quedar sellado, no sin tristeza, en la historia grande del rock.
Incluso antes de eso, sin imaginarlo en ese instante, dejaba todo para cerrar su carrera en vida de forma antológica. En el Hipódromo de San Isidro, se le vió durante una hora y media dándole machaque sin piedad a la batería, como prueba suficiente de su supremacía artística: tanto en la erupción de punk clásico en “Breakout”, la cabalgata veloz de “No Son of Mine”, como también en el groove de los progresivos “The Sky is a Neighbourhood” y “Shame Shame”, hacia el crescendo épico de “My Hero”; Taylor Hawkins mantuvo, como de costumbre, la arquitectura de amplitud necesaria para que Foo Fighters hiciera un espectáculo a la altura de su legado.
Pero todavía faltaba un tramo, y lo mejor estaba por llegar.
Después de los solos, en el vídeo se ve salir a un Hawkins tímido desde la lejanía de su kit, casi fingiendo desinterés. Abraza con fuerza a Dave Grohl, mientras les dice a todos, “Yo fucking amo a Dave Grohl”, y comienza un nuevo evento: primero con el firuleteo vocal de Mercury para calentar sin miedo a más de 90.000 personas, y luego paseándose de principio a fin por todas las notas de una canción imposible para cualquier mortal.
“No, hermano, no otro de estos tipos, por favor”, confesaba Nate Mendel en el documental Back & Forth de 2011 sobre el ingreso de Hawkins a los Foo. Hawkins era un jocoso surfer de Laguna Beach con una enorme sonrisa, diametralmente opuesto a la introspección de ética post-hardcore de Mendel, que apareció en la narrativa de Foo Fighters luego de ser sesionista de Alanis Morisette. No hacía falta demasiado para que muchos entendieran que la canadiense tenía a un monstruo indomable detrás suyo.
Hasta «The Colour and the Shape» de 1997, los Foo eran un ave fénix, intentando con todas sus fuerzas resurgir de las cenizas de Nirvana en Seattle. Ese mismo año, el nuevo baterista y la eventual reubicación del grupo en Los Ángeles terminaron de mutarlos en esa institución del rock universal que se sacó una pesadísima mochila de encima, para así vender millones de discos, hacerse de una decena de Grammys, ser introducidos al Rock & Roll Hall of Fame, y llenar hasta el hartazgo estadios por el mundo.
Aunque el mayor aporte de Hawkins a Foo Fighters extiende su dominio más allá de lo rítmico. Hubo algo sin dudas tridimensional en su persona, de un atractivo físico y aspiracional que destrabó varios elementos vitales para la carrera a largo plazo de los Foo. Grohl encontró rápidamente en él a un hermano, alguien capaz de empatar, o mejor dicho, amplificar su energía y bravura. Hawkins se sentaba con seguridad en la batería y también quería ofrecer un verdadero espectáculo del rock. “Fue Taylor el que estuvo detrás de eso, que toquemos más compenetrados y hacer una puesta en escena que fuera memorable”, dijo el guitarrista Chris Shifflett sobre su compañero.
Grohl y Hawkins en Lollapalooza Argentina, el domingo 20 de marzo
Desde la salida del video de “Big Me”, Grohl ya jugaba abiertamente con el humor, probablemente como reacción a la seriedad y a los fantasmas detrás del fin de Nirvana. “Los videos son avisos comerciales de caramelos”, dijo el cantante y guitarrista para asignarle un sello descontracturado a lo audiovisual, aunque revistiéndolo de cierta raíz irónica. Esa ironía era una destilación, aunque menos bufonesca, de lo que intentó Cobain, sin éxito, decirle a la industria del mainstream: Nirvana a ustedes no les pertenece.
Con Hawkins en el fondo, Foo Fighters se acomodó en el mainstream, pero sin perder integridad. En ocho discos oficiales, la luz de su ritmo es una pieza central, del cual toma ciertas concesiones, inclusive revelando sus dotes de cantante. Es imposible esquivar su voz en el luminoso “Cold Day in the Sun” de «In Your Honor», como también en el espeluznante cover Foo de “Have a Cigar” de Pink Floyd, y el respeto aural que le confirieron los miembros sobrevivientes de Led Zeppelin cuando se puso al frente del tema «Rock and Roll» en el los premios Kennedy Center Honors. Semejantes inquietudes se consolidaron en el también relevante corpus con su proyecto solista de The Coattail Riders.
Varios obituarios y homenajes remarcan su vitalidad y su energía, esa espada de doble filo que empuñan los mejores paladines del rock, y que les profiere una estampita de eternidad, al mismo tiempo frágil, como una casa de naipes a punto de derrumbarse. Y por eso duele más. “Yo vivo gracias a que toco Rock& Roll”, dijo alguna vez. “Así que no voy a quejarme de nada”.
Come as you are es el (original) título de la nueva película sobre el vocalista y compositor de Nirvana, Kurt Cobain, un retrato emocional sobre la salud mental, las adicciones, el amor y la tragedia. Esta breve película biográfica, dirigida por la cineasta Alyse Kane Riley, cuenta la historia Kurt Cobain y Courtney Love: un retrato desnudo y emocional de la salud mental y la adicción, el amor y la tragedia en esta breve película biográfica.
Esta es una mirada subyacente a la vida de dos personajes imperfectos, que fueron idolatrados por muchos: Kurt Cobain y Courtney Love. La cineasta, Alyse Kane Riley, escribió esta película para desestigmatizar los problemas de salud mental y la adicción al destacar también el amor y la esperanza que compartían. Una historia muy diferente a la retratada en los principales medios de comunicación. Se trata de contar una historia cruda, sobre personas reales, con experiencias humanas reales.
Para muchos, Kurt Cobain era un dios, una figura intocable, pero para alguien era un padre, un esposo, un amigo. No olvidemos que muchas personas con estos problemas de salud mental y adicción son los seres queridos de alguien.
Fender anunció hoy el lanzamiento mundial de la guitarra Kurt Cobain Jag-Stang, que conmemora el 30 aniversario del influyente disco de Nirvana, Nevermind. La guitarra Signature Jag-Stang es una reedición del modelo personalizado del legendario intérprete, que incluía una combinación de sus elementos favoritos de sus guitarras Fender Jaguar y Mustang. La génesis del diseño de la guitarra de Kurt CobainJag-Stang se remonta a los diarios personales de Cobain llenos de collages de fotos y dibujos de su idea para un híbrido entre guitarra Jaguar y Mustang.
Estos bocetos detallados de la guitarra Fender de ensueño de Cobain dibujados en 1993 cobran vida en este lanzamiento de 2021.
La guitarra está construida de acuerdo con las meticulosas especificaciones de Cobain, utilizando pastillas humbucker personalizadas y de bobina simple de estilo vintage, una longitud de escala de 24″ que le da a la guitarra una sensación y facilidad de ejecución característica de la guitarra Mustang, que Kurt prefería, y por supuesto, la forma icónica del cuerpo.
Disponible en modelos para diestros y zurdos para honrar al legendario zurdo, la Kurt Cobain Jag-Stang se adapta a tus preferencias de juego para aquellos que buscan emular su estilo icónico en el escenario.
«Desde que comencé a tocar, siempre me han gustado ciertas cosas de ciertas guitarras, pero nunca pude encontrar la combinación perfecta de todo lo que estaba buscando», dijo Kurt Cobain en una entrevista de 1994. «La Jag-Stang es lo más parecido que conozco».
Se vio a Cobain tocando una variedad de guitarras Fender a lo largo de los años, pero sus Fender Jaguar y Mustang siguen siendo las más icónicas debido a su uso en la gira Nevermind y en el vídeo musical Smells Like Teen Spirit. La Jag-Stang, diseñada por el propio Cobain, combinó sus elementos favoritos de cada una de estas guitarras en una creación personalizada. Cobain tocó su propia Jag-Stang en vivo varias veces en la gira In Utero antes de su prematura muerte. Pero al igual que el legado de Cobain, la guitarra sobrevivió después de ser entregada al guitarrista de R.E.M, Peter Buck, quien la usó en varios de los videos de la banda.
«Cuando echamos un vistazo a los bocetos que Kurt Cobain había elaborado para la guitarra de sus sueños, nos impresionó lo intrincado que era su diseño. Honramos el modelo original: todas las especificaciones de la nueva Jag Stang son como eran. Nada nuevo se le hizo, realmente queríamos mantenerla alineada con la visión de Kurt. A través de nuestra relación con Kurt Cobain Estate, siempre supimos que queríamos darle vida a su visión. Ha sido un inmenso honor ayudar a traer su idea para hacer realidad y revivir este modelo», dijo Justin Norvell, vicepresidente ejecutivo de Fender Products.
La Kurt Cobain Jag-Stang viene en acabados Fiesta Red y Sonic Blue y todas las especificaciones son como eran en el modelo original de Kurt, en honor a su creación. La guitarra cuenta con un cuerpo de aliso, escala 24″, diapasón de palisandro de radio 7,25″. Además, las pastillas humbucker personalizadas y de bobina simple de estilo vintage permiten a los músicos recrear los tonos clásicos de Cobain. Los interruptores deslizantes Mustang brindan la flexibilidad de cuatro configuraciones distintas para una variedad de tonos en o fuera de fase, perfectos para replicar los sonidos impactantes de la guitarra de Kurt.
Originalmente diseñada por Kurt Cobain y Fender Custom Shop, la guitarra se finalizó justo antes de la muerte de Cobain. Aunque solo se usó en vivo en algunos de los últimos shows de Nirvana, la documentación de esta guitarra personalizada se conserva en sus diarios personales, hechos públicos después de su fallecimiento. Estos bocetos no solo ilustran la historia del Jag-Stang diseñada por Kurt Cobain, sino que también son piezas increíbles de la historia que personifican la relación entre Cobain y Fender.
Si hay algo que caracterizó a la década de los ’90 fue su música, sobre todo los que salieron en el 1991: son tan complejos y enriquecedores, que sus huellas aún se ven plasmadas en la industria y en todo lo que hacemos.
Mientras en Seattle se estaba cocinando el grunge como una respuesta áspera e iracunda al glam rock, en el Reino Unido aparecía el britpop con sonidos mucho más brillantes y apetecibles. Esto y más estalló durante 1991. En un lapso de tres meses se lanzaron álbumes que seguimos considerando clásicos y que aún nos vuelan la cabeza Para algunas bandas fue reinvención, para otras fue el origen, y para la música fue un honor. Te hacemos una breve reseña cronológica de los discos de 1991 que en tan sólo tres meses marcaron a la música y los fans para siempre.
12 de agosto: Metallica, «The Black Album»
Metallica inició los noventas con un nuevo productor, Bob Rock, quien era conocido por sus trabajos con Bon Jovi y Mötley Crüe. Eso no resonó bien en los fans que empezaron a llamarlos “vendidos”. Con gran influencia de AC/DC, ellos sabían que eran canciones más digeribles, incluso se cuestionaban la incursión de una balada como “Nothing Else Matters”, pues era una señal de una supuesta debilidad.
Sin embargo, ignoraron estas dudas y las críticas hacia su nuevo productor, y nos regalaron algunos de los himnos del metal más emblemáticos de la década, así como uno de los discos más exitosos de su género.
26 de agosto: Blur, «Leisure«
Así fue como Damon Albarn y compañía se presentaron al mundo. Aún cuando no se cocinaba por completo todo lo que Blur tenía para ofrecer, nos dio brillantes señales de su genialidad y gran habilidad de hacer coros y melodías que se filtran en tu mente parajamás salir.
Escuchar “There’s No Other Way” es adentrarte a la estética noventera y sentir que la década te respira en la nuca. Un disco de 1991 marcado por sus grandes influencias de la riquísima escena de Manchester y el shoegaze, y que sentó las bases para el Parklife y el movimiento britpop.
27 de agosto: Pearl Jam, «Ten«
Antes de Ten, nadie había escuchado una voz como la de Eddie Vedder. Su voz y sus letras deslumbraron a Stone Gossard, Jeff Ament y Mike McCready cuando Vedder regresó sus demos desde California, después de una sesión de surf. Así fue como cobraron vida historias trágicas como el suicidio de un niño en clase, una chica recluida en una institución de salud mental, una conversación honesta con un padre fallecido, un vagabundo que está enloqueciendo y una “mini ópera” que describe a un asesino en serie.
Considerado uno de los mejores discos debut de la historia, «Ten» se caracteriza del resto del grunge por tener tintes de rock clásico, algo evidente en los riffs de McCready influenciados por Hendrix y Stevie RayVaughan. Esto marcó el inicio de un camino que se ha enriquecido del gran vínculo que los miembros de la banda forjaron entre ellos con los años. Sabían que sólo ellos podían salvarse protegiéndose entre sí. Se negaron a morir, aguantaron las tragedias y, contra todo pronóstico, siguen vivos, tal y como lo predijo el primer sencillo de este álbum.
17 de septiembre: Guns N’ Roses, «Use Your Illusion I & II»
¿Cómo superas a uno de los discos debuts más grandes de toda la historia? Guns N’ Roses sabía que no podían mejorar lo hecho en «Appetite for Destruction», así que decidieron tomar otro rumbo. Con sesiones de composición en tiempo récord lograron tener alrededor de 36 canciones; la inspiración estaba fluyendo y la banda estaba en su punto creativo más alto.
Al momento de entrar al estudio, Slash e Izzy empezaron a perder la paciencia con el perfeccionismo de Axl, siendo “November Rain”el gran dolor de cabeza. La banda no la consideraba como una canción característica de su sonido, según confesó Duff McKagan, pero los fans tuvieron la última palabra.
Esta fue la primera vez que una banda lanzó dos discos distintos el mismo día, y si bien se vendieron por separado, siempre se les consideró como uno mismo, que hasta la fecha sigue siendo idolatrado.
23 de septiembre: Primal Scream, «Screamadelica»
Bobby Gillespie es un fiel creyente de que el rock ’n’ roll debe bailarse y «Screamadelica» es la prueba de ello. Con influencias poperas de los setentas, y mucho speed y ecstasy,«Screamadelica» es una mezclaperfecta de música dance y rock, no de sus ideologías o lo que representaban, sino de lo que te hacían sentir.
Considerado uno de los mejores discos de 1991, y por muchos, entre los mejores de la historia trascendiendo el tiempo e influencias.
23 de septiembre: Pixies, «Trompe Le Monde»
El disco previo a su separación en 1993 y el último en el que aparece Kim Deal, quien ya se había dado su escapada con The Breeders. «Trompe Le Monde» salió justo un día antes que «Nevermind» de Nirvana como un guiño de quela música alternativa que estaba viendo la luz no hubiera sido posible sin la influencia de Pixies.
Ya se notaba la mala relación entre Black Francis y Kim Deal, pero también nos dioun álbum lleno deriffs distorsionados y cambios de ritmo. Este álbum le puso cierre a una época para así convertirse en una banda de culto.
s4 de septiembre: Nirvana, «Nevermind«
Cuando Nevermind se volvió disco de oro, Nirvana aún tocaba en lugares con 800 personas; seguían saliendo de gira en una furgoneta cuando se convirtió en platino. Así lo confesó Dave Grohl, quien en el momento en que lanzaron el disco aún vivía en un cuarto trasero en la casa de un amigo, mientras Kurt Cobain seguía viviendo en el piso de su novia. El resto es historia, pues el álbum llegó al #1 de Billboard desplazando a Michael Jackson.
La vida de Cobain, Novoselic y Grohl cambió rápida y drásticamente, al igual que la de muchos fans que se sintieron identificados. Su influencia fue más allá de Seattle o de la Generación X. Un disco que fue punta de lanza de un movimiento que sigue conectando con generaciones gracias a su sonido crudo y su honestidad sin poses.
La ira mutó en riff y la figura del rockstar se tiñó de dolor. El glam rock se hincó en señal de rendición para salir por la parte trasera de la industria. Lo que sea que digamos de Nevermind, siempre será poco.
24 de septiembre: Red Hot Chili Peppers, «Blood Sugar Sex Magik»
Este disco de 1991 fue el inicio de una larga y fructífera historia entre Rick Rubin y los Red Hot Chili Peppers. El productor les dio la libertad de jugar más con la melodía y dejar poco a poco los riffs metaleros. El mundo se dio una idea del verdadero potencial de John Frusciante desde los primeros acordes de “Under The Bridge”.
Fue tan grande el impacto, que el guitarrista dejó a los Peppers poco tiempo después, marcando el inicio de una relación inestable pero muy emotiva entre Frusciante y el resto de la banda.
Un disco que definió el sonido característico de los Peppers al encontrar nuevas formas de expresar su groove, y también marcó pauta en lo que a música alternativa se refiere, inspirando a nuevasgeneraciones defunk metal y derivando en subgéneros como elnü metal.
24 de septiembre: Soundgarden, «Badmotorfinger«
Este es, por mucho,el más pesado y oscuro de los álbumes grunge que golpearon la música ese año, pues además de contar con la inigualable voz y letras de Chris Cornell, también desafiaba a la todopoderosa MTV que prohibió su video “Jesus Christ Pose”, ganándose la etiqueta de anticristianos en algunos lugares.
Tal vez no fue su mayor éxito, pero para muchos es el Soundgarden más auténtico y crudo, mientras que para otros este es su mejor disco. Este álbum significó la despedida de Soundgarden de la escena underground de Seattle, en donde ya eran considerados una autoridad con una gran credibilidad y dos discos bajo el brazo.
También fue la bienvenida a Ben Shepherd tras la partida del bajista fundador Hiro Yamamoto. Sin duda, fue una gran carta de presentación al mundo que sentaría las bases de lo que fue el aclamadísimo «Superunknown».
18 de noviembre: U2, «Atchung Baby»
Antes de que el«Kid A» de Radiohead fuera referencia de reinvención en una banda, «Achtung Baby»estuvo en su lugar. Si bien actualmente U2 no es sinónimo de innovación musical, en los 90 experimentaron con su estilo como nadie. Este disco de 1991 fue la piedra angular de esa evolución.
No había nada que se escuchara como U2: crearon sus propias reglas y se volvieron provocadores por excelencia; la guitarra de The Edge agarró tintes aún más icónicos y sus conciertos se volvieron legendarios. Bono se convirtió en el rockstar vivo de la década.
Ellos habían pasado de la ola del post punk al rock clásico y venían de un estilo americano; ya tenían bien cimentado su lugar en la industria y el reconocimiento de los fans, pero rápidamente entendieron que la evolución hacia lo alternativo los haría leyendas y fue así como en ese periodo se convirtieron en la banda más grande del mundo.
Mañana (24 de septiembre) se cumple el 30 aniversario del lanzamiento del emblemático álbum de Nirvana, Nevermind. Para celebrar, Geffen / UMe tienen grandes planes, a saber, una remasterización y una reedición de Super Deluxe del enorme éxito musical.
Remasterizada de las cintas analógicas estéreo de media pulgada originales a audio de alta resolución de 192 kHz y 24 bits, esta reedición de Nevermind estará disponible en varios formatos digitales y físicos, que van desde el álbum estándar en formatos digitales / CD hasta el enorme Super Edición de lujo, que presenta una gran cantidad de grabaciones en vivo inéditas.
Disponible en vinilo (8 LP en vinilo negro de 180 gramos, más el nuevo Endless, Nameless / Even In His Youth / Aneurysm de 7 pulgadas) y CD + Blu-ray (5 CD más el concierto de Blu-ray Live in Amsterdam), la edición Super Deluxe se centra en las grabaciones completas, inéditas, de cuatro shows en vivo.
Live in Amsterdam (grabado y filmado el 25 de noviembre de 1991 en el club Paradiso); Live in Del Mar, California (grabado el 28 de diciembre de 1991 en el Pat O’Brien Pavilion en el recinto ferial Del Mar Fairgrounds); Live in Melbourne (grabado el 1 de febrero de 1992 en The Palace en St. Kilda); y Live inTokyo, (grabado en Nakano Sunplaza el 19 de febrero de 1992) fueron filmados y grabados durante la gira del trío para Nevermind, y documentan su impresionante ascenso desde tocar en clubes hasta convertirse en la banda de rock más comentada del mundo.
Cada versión de la reedición del 30 aniversario de Nevermind está programada para su lanzamiento el 12 de noviembre. A pesar de que Spencer Elden, el bebé que aparece en la portada de Nevermind, demandó recientemente a Nirvana con el argumento de que la imagen constituye pornografía infantil, la portada de la nueva reedición contará de manera prominente con la portada icónica del álbum original.
El 24 de septiembre de 1991, hará próximamente 30 años, vio la luz Nervermind, el segundo álbum de Nirvana y uno de los mejores discos de rock de todos los tiempos.
Un trabajo que traspasó los límites de lo estrictamente musical para convertirse en un fenómeno social y cultural. Una verdadera revolución que, en sus canciones creadas sobre guitarras sangrantes como arañazos al alma y versos tejidos de negro nihilista, se convirtió piedra angular del grunge y banda sonora de una Generación X que encontró en Kurt Cobain en su icono y su mártir.
Sobre Nirvana, su historia y su legado, se han escrito infinidad de libros, ninguno, sin embargo, de la relevancia y resonancia de Come as You Are. Michael Azerrad, uno de los periodistas que mejor conoce la escena alternativa norteamericana, tuvo acceso directo a la banda, pudiendo entrevistar personalmente, detenidamente y en profundidad, a los tres miembros del grupo: Kurt Cobain (voz y guitarra), Dave Grohl (batería) y Krist Novoselic (bajo), consiguiendo dar forma a una de las biografías de rock más íntimas, descarnadas e intensas de todos los tiempos.
Come as You Are, un libro que deleitará a los seguidores de Nirvana en particular y a melómanos de todo tipo en general, llega a las librerías de la mano de la editorial barcelonesa Contra. Os avanzamos un esbozo de su primer capítulo (respetando el trabajo de traducción al castellano que ha realizado Elvira Asensi).
Cow Palace, San Francisco, 9 de abril de 1993. Once mil personas —chavales de estética grunge, deportistas, metaleros, público mainstream, punks, niños pequeños con sus padres, hippies— han venido desde lugares tan lejanos como Los Ángeles o Seattle para ver el primer bolo de Nirvana en Norteamérica en siete meses, un concierto benéfico para las víctimas de violación en Bosnia.
Aparte de una gira por clubs de siete semanas a finales de 1991, lo más cerca que la mayoría de fans norteamericanos ha estado de ver al grupo en directo fue en su actuación en Saturday Night Live hace más de un año. Desde entonces han ocurrido muchas cosas: rumores sobre consumo de drogas, rumores sobre la separación del grupo, pleitos y la venta de unos cinco millones más de ejemplares del disco Nevermind a nivel mundial. Y no han ocurrido muchas otras, como una gira de estadios por Estados Unidos o un nuevo disco.
Se trata de un concierto crucial. El grupo sale al escenario. Kurt Cobain, ataviado con una chaqueta de punto de color aguamarina, una camiseta de Captain America del revés y unos vaqueros hechos trizas, saluda nervioso al público. Se ha teñido el pelo de rubio para la ocasión. Un gran mechón le cubre los ojos y, de hecho, toda la mitad superior del rostro. Desde los primeros acordes de ‘Rape Me’, el grupo toca con una fuerza explosiva, lanzándole al público un bombardeo sónico desde el escenario: ‘Breed’, ‘Blue’, ‘Sliver’, ‘Milk It’, ‘Heart-Shaped Box’. Hacia el final, tocan el Hit, y a pesar de que Kurt la pifia en los primeros acordes, los moshers se vuelven locos en la pista.
Mientras se alzan las cerillas y los mecheros durante ‘Lithium’, todos los presentes en este local cavernoso recuerdan exactamente por qué les encanta Nirvana. A pesar de que a Krist Novoselic y a Kurt los separan por lo menos diez metros, se mueven e interactúan como si estuvieran mucho más cerca; no les cuesta nada comunicarse. A mitad del set, Kurt le dice a Krist: «¡Me lo estoy pasando genial! ¡Podría seguir tocando una hora más!». Dicho y hecho, embuten veinticuatro canciones en una hora y media, incluidos ocho temas de su próximo álbum.
El público aplaude entusiasmado el nuevo material, sobre todo la brutalidad con la que atacan «Scentless Apprentice» y la majestuosa «All Apologies», que acaba disolviéndose en una confusión de canto mantra y feedback. Eddie Vedder de Pearl Jam ve el concierto desde el lateral del escenario; no muy lejos está Dale Crover, de los Melvins. Frances Bean Cobain está en el piso de arriba en el camerino de su padre con su niñera; Courtney baja justo a tiempo para esquivar una botella de plástico de agua mineral que Kurt ha lanzado sin mirar y le saluda con sarcasmo.
Al acabar el set, Kurt, Krist y Dave Grohl desaparecen detrás de la tarima de la batería y se pasan un cigarro mientras deliberan sobre qué canciones tocar, y luego vuelven a salir para hacer un bis de media hora con siete canciones que alcanza su punto álgido con ‘Endless, Nameless’, el misterioso tema que cierra Nevermind. A medida que la banda acelera el riff principal de la canción, entra en trance. Kurt pasa por encima de su torre de amplis. No es que esté a mucha altura, pero aun así resulta fascinante, como un suicida en potencia que camina por la cornisa de un edificio. La música se acelera todavía más. Las guitarras despiden chillidos, Krist se ha soltado la correa del bajo y lo zarandea frente al ampli; Dave Grohl ataca la batería con un desenfreno calculado. Cuando la música alcanza su punto álgido, Kurt cae con fuerza sobre la batería y los timbales, y los pies de los platos se caen abriéndose hacia afuera, como una planta carnívora que se abre para devorar a su presa. Fin del concierto.
La gente se pregunta si Kurt estará bien. Esto no forma parte del espectáculo; de ser así, habrían puesto antes algún tipo de acolchado a modo de protección. Puede que se trate de un truco de frikis, como el típico niño en la escuela primaria que se hacía sangrar la nariz y se esparcía la sangre por la cara para que el matón de la clase lo dejara en paz, un ejemplo de «ya me hago daño yo antes de que me lo hagas tú» protagonizado por un tío que ha empezado el set con una canción titulada ‘Rape Me’ . Puede que sea un homenaje a dos de los saltimbanquis preferidos de Kurt: Iggy Pop y Evel Knievel. ¿O será que la música le produce tal subidón que se vuelve insensible a cualquier daño físico, como un swami exaltado que camina sobre carbón incandescente?.
A juzgar por el público, radiante y entusiasmado, esta última explicación parece ser la más adecuada. Al acabar, todo el séquito de la banda celebra el concierto triunfal en el patio del motel Phoenix, el sitio de moda, a excepción de Kurt y Courtney, que se han retirado a un hotel de lujo al otro lado de la ciudad. El Phoenix les trae malos recuerdos, comenta Courtney. Además, las toallas de baño son demasiado pequeñas. Aun en su ausencia, el lugar se convierte en una especie de Nirvanalandia. Está Dave con su madre y su hermana, Krist y Shelli, y también el sonriente Ernie Bailey, el técnico de guitarras, y su mujer Brenda, el tour manager Alex Macleod, la diseñadora de luces Suzanne Sasic, la gente de Gold Mountain Management, Mark Kates de Geffen, e incluso algunos miembros del grupo Love Battery de Seattle, que casualmente están en la ciudad.
Kurt Cobain, noviembre de 1993
Krist se acerca al supermercado y vuelve cargado de cervezas y la fiesta prosigue hasta altas horas de la madrugada. Al día siguiente, Krist hace una peregrinación a todo un punto de referencia de la generación beat: la legendaria librería City Lights. Sale a la calle para ir a un cajero, donde un indigente anuncia: «¡Oigan, buenas noticias! ¡Nos complace comunicarles que por ser Pascua aceptamos billetes de veinte dólares!». Krist le da uno.
El concierto del Cow Palace fue toda una victoria. Parecía confirmar que, después de todo, el hecho de que a un grupo de punk rock le hubiera tocado el gordo del mainstream no había sido mera chiripa. Aquella victoria tuvo repercusiones para el grupo, para todos los grupos similares, y puede que incluso para el mundo de la cultura en general. Como dijo Kim Gordon de Sonic Youth recientemente: «Cuando un grupo como Nirvana sale del underground, realmente expresa algo que está sucediendo a nivel cultural y no es un producto». Lo que estaba sucediendo a nivel cultural no solo quedaba reflejado en el sonido de la música, sino, de manera igualmente importante, en cómo alcanzó la popularidad.
El fenómeno del punk rock empezó prácticamente cuando Johnny Ramone le dio con la púa a la cuerda de su guitarra, inspirando así una década y media de trabajo duro por parte de innumerables grupos, sellos discográficos independientes, emisoras de radio, revistas y fanzines y pequeñas tiendas de discos que se esforzaron por crear algún tipo de alternativa al rock corporativo insulso y condescendiente que le estaban endilgando al público las cínicas multinacionales, los estadios impersonales, las tiendas de discos gigantescas, las emisoras de radio dirigidas al populacho y las revistas de rock nacionales obsesionadas con las estrellas.
Motivada por la revolución del punk rock, la escena musical underground creó una red mundial, una industria musical en la sombra. Creció sin parar hasta que ni siquiera todos los esfuerzos de la industria musical controlada por los baby boomers pudieron detenerla. R.E.M. fue la primera explosión, Jane’s Addiction llegó después, y luego llegó el Big Bang: Nevermind lleva vendidos hasta la fecha más de ocho millones de ejemplares a nivel mundial. Desafió los mayores esfuerzos de gente como Michael Jackson, U2 o Guns N’ Roses, y alcanzó el número 1 en la lista de discos de Billboard. Después de esto, todo fue pre- o post- Nirvana.
La radio y la prensa empezaron a tomarse en serio el rollo «alternativo». De la noche a la mañana, las discográficas se replantearon su estrategia. En vez de promocionar de manera muy intensa un pop ligero que vendería bien al principio pero del que nunca más se volvería a saber nada, decidieron empezar a fichar artistas que tuvieran un potencial a largo plazo. Y los promocionaban desde la base, desde un nivel más centrado en la comunidad, en vez de soltarles dinero a espuertas hasta que empezaran a vender.
Se trataba de imitar la manera en que Nirvana consiguió darse a conocer: un pequeño grupo nuclear de medios locales y fans de la música cuyo valioso boca a boca fue aumentando el número de seguidores del grupo, poco a poco al principio y más tarde a pasos agigantados. El despliegue mediático era mínimo, con la buena música bastaba. El afán investigador necesario para abrirse paso a través del laberinto de la música independiente era, en efecto, un reproche al consumismo de masas. Suponía un avance molesto para las grandes discográficas, que habían pasado a depender del dinero invertido en la promoción de los artistas para conseguir camelarse al público.
La música independiente requería una manera de pensar independiente, empezando por los artistas que hacían la música, pasando por los empresarios que la vendían y acabando por la gente que la compraba. Es mucho más difícil encontrar el nuevo single de Calamity Jane que hacerse con un ejemplar del último cd de C+C Music Factory. En 1990 no hubo ningún álbum de rock que llegara al número 1, lo que llevó a algunos expertos del sector a profetizar el fin del rock. Los programadores radiofónicos habían ido fragmentando de manera sistemática el público de la música en busca del perfil demográfico perfecto, y parecía poco probable que los aficionados al rock pudieran unirse en torno a un disco en número suficiente como para colocarlo en lo más alto de las listas.
Así que mientras el rock degeneraba en una falsa rebelión tremendamente procesada de melenas al viento, géneros musicales como el country y el rap representaban de una forma más directa el estado de ánimo y las preocupaciones de las masas. Si bien hubo varios discos de rock que alcanzaron el número uno en 1991, Nevermind consiguió unir a un público que nunca se había unido hasta entonces: el de los veinteañeros.
Los miembros supervivientes de Nirvana, así como los herederos de Kurt Cobain, han sido demandados por Spencer Elden, el hombre que afirma ser el bebé que aparece en la portada del álbum «Nevermind«. Elden alega que la imagen del bebé alcanzando un dólar en una piscina violó los estatutos federales de pornografía infantil y argumenta la explotación sexual infantil.
En la denuncia presentada en el tribunal federal de Los Ángeles, que también nombra al fotógrafo Kirk Weddle y a las diversas compañías discográficas que están detrás del lanzamiento del álbum, Elden afirma que su «identidad y nombre legal están para siempre vinculados a la explotación sexual comercial que experimentó cuando era menor de edad, que ha distribuido y vendido en todo el mundo desde que era un bebé hasta la actualidad».
Según la demanda, los acusados »a sabiendas produjeron, poseyeron y publicitaron pornografía infantil comercial que representaba a Spencer, y a sabiendas recibieron valor a cambio de hacerlo … A pesar de este conocimiento, los acusados no tomaron medidas razonables para proteger a Spencer y prevenir su propagación explotación sexual y tráfico de imágenes».
Elden afirma que sus padres nunca firmaron un comunicado autorizando el uso de las fotos, que fueron tomadas en un centro acuático de Pasadena en 1990. Alega que la banda prometió cubrir sus genitales con una calcomanía, que nunca se incorporó a la carátula del álbum.
La demanda alega además que los acusados »utilizaron pornografía infantil que mostraba a Spencer como un elemento esencial de un plan de promoción de discos comúnmente utilizado en la industria de la música para llamar la atención, en el que las portadas de los álbumes presentaban a los niños de una manera sexualmente provocativa para ganar notoriedad, impulsar las ventas y obtener atención de los medios y reseñas críticas».
Elden pide daños y perjuicios de $150,000 de cada uno de los 17 acusados o daños no especificados que se determinarán en el juicio, honorarios de abogados, una orden judicial para prohibir a todas las partes «continuar participando en los actos y prácticas ilegales descritos en este documento», y un juicio por jurado.
«El daño permanente que ha sufrido próximamente incluye, entre otros, angustia emocional extrema y permanente con manifestaciones físicas, interferencia con su desarrollo normal y progreso educativo, pérdida de por vida de la capacidad de generar ingresos, pérdida de salarios pasados y futuros, gastos pasados y futuros para que el tratamiento médico y psicológico, la pérdida del disfrute de la vida y otras pérdidas se describan y prueben en el juicio de este asunto», afirma la demanda.
Según los informes, a los padres de Elden se les pagaron solo $200 por las fotos, y la sesión duró alrededor de 15 segundos.
En una entrevista de 2016 con la revista Time, Elden dijo: «todos los involucrados en el álbum tienen toneladas y toneladas de dinero. Siento que soy el último trozo de rock grunge. Estoy viviendo en la casa de mi madre y conduzco un Honda Civic. Es difícil no enojarse cuando se escucha cuánto dinero se invirtió. Voy a un partido de béisbol y pienso en ello: ‘todos en este estadio probablemente han visto mi pene de bebé’, siento que me revocaron parte de mis derechos humanos».
«Nevermind» ha vendido más de 30 millones de copias en todo el mundo y fue certificado como diamante por la RIAA por ventas superiores a los 10 millones de copias solo en los EE. UU.
Según Chart Data, «Smells Like Teen Spirit» de Nirvana, ha superado los mil millones de reproducciones en Spotify, lo que la convierte en la primera canción de la banda en alcanzar el hito.
«Smells Like Teen Spirit» abrió el lanzamiento revolucionario de Nirvana, «Nevermind«, que alcanzó el número 1 en todo el mundo, vendiendo más de 30 millones de copias. El sencillo hizo su debut en la radio el 27 de agosto de 1991 y el vídeo que lo acompañaba mostraba a la banda tocando música de fondo para un escuadrón de secundaria verdaderamente animado.
«Nevermind» llegaría a ser mucho más que uno de los álbumes más exitosos e influyentes de todos los tiempos. Devolvió la integridad y la pasión del rock ‘n’ roll a lo más alto de las listas de éxitos y continúa siendo una inspiración singular para los fans y los músicos durante las últimas tres décadas y las generaciones venideras.
Charles R. Cross, autor de «Heavier Than Heaven», una biografía de Kurt Cobain, dijo sobre el mega éxito de «Nevermind«: «es un álbum increíble. Pero al mismo tiempo, era el momento adecuado para que hubiera una superestrella como Nirvana. Llegó justo al final de la sentencia de muerte del hair metal y el mundo estaba pidiendo a gritos música rock que volviera a tener sentido. Y el momento para una nueva generación que quería una voz también fue ideal. Dió la casualidad de que todo se unió en el momento exacto en el que el rock necesitaba una revolución».
En diciembre de 2019, el video de «Smells Like Teen Spirit» alcanzó oficialmente mil millones de visitas en YouTube.
A principios de este mes, «In The End», de Linkin Park, también se unió al Billion Streams Club de Spotify.
Nirvana ha sido demandada por el heredero de un artista británico que dibujó un mapa del infierno para una traducción de «Inferno» de Dante, alegando que la icónica banda de rock usó la imagen en su merchandising. «Inferno» es la primera parte del poema épico del siglo XIV «Divina Comedia» del escritor italiano Dante Alighieri.
Jocelyn Susan Bundy demandó el miércoles (28 de abril) a Nirvana LLC, Live Nation Merchandise LLC y su unidad Merch Traffic LLC, junto con Silva Artist Management LLC, alegando que Nirvana había estado usando el dibujo de su abuelo CW Scott-Giles desde 1997 en camisetas, tazas, discos de vinilo y otros productos vendidos en tiendas como Walmart, H&M y Hot Topic. El dibujo representa los círculos del infierno superior de Dante.
En documentos presentados en otras dos acciones de derechos de autor ante el tribunal, Nirvana ha dado a entender que Kurt Cobain creó la Ilustración o, alternativamente, que la Ilustración es de dominio público en los Estados Unidos y que, por tanto, Nirvana y sus licenciatarios son libres de usarlo sin autorización o compensación. Nirvana y algunos de los otros demandados han mantenido esta posición en sus respuestas a las continuas solicitudes del demandante para que cese su conducta ilícita en los Estados Unidos y en el extranjero.
Esta no es la única batalla por infracción de derechos de autor en la que Nirvana está involucrada actualmente. Durante los últimos tres años, Nirvana se ha visto envuelta en un enfrentamiento legal contra la compañía de moda Marc Jacobs por sus diseños de camisetas con «caras felices». La disputa de Nirvana con Marc Jacobs se centra en un diseño con una carita sonriente amarilla ondulada, que es muy similar a la marca registrada propiedad de la banda desde 1992. La versión de Marc Jacobs presenta una M y una J en lugar de X para sus ojos (como en la versión de Nirvana), y se lee «HEAVEN» en lugar de «NIRVANA» en un tipo de letra similar al de la banda.