Nuno Bettencourt en la parte trasera de un taxi camino a Villa Park en Birmingham, Inglaterra, para el concierto benéfico «Back to the Beginning» de Black Sabbath el 5 de julio, tocaba el solo de «Bark at the Moon» de Ozzy Osbourne con un instrumento que nadie reconocía. Cuerpo de madera oscura con rayas claras. Y en el clavijero: Nuno.
Luego la subió al escenario del evento ante 45,000 personas, siendo uno de los MVP de un supergrupo estelar que interpretó clásicos de Ozzy y Sabbath. El instrumento era claramente visible en videos que inundaron internet inmediatamente después, y la comunidad guitarrística comenzó a especular sobre lo que acababan de ver. Pero Bettencourt guardó silencio.
Unos meses después, en los MTV Video Music Awards, donde apareció junto a Steven Tyler, Joe Perry y Yungblud en un homenaje a Ozzy, actuó con dos versiones del modelo no identificado: la oscura para «Crazy Train» y una rubia para «Changes». Otro momento mediático, más comentarios, pero sin más detalles sobre las guitarras.
Finalmente, el 30 de septiembre, se acabaron las especulaciones. Bettencourt anunció el lanzamiento de Nuno Guitars, su propia compañía, marcando el final de una colaboración de 35 años con Washburn. La marca incluía las guitarras Dark Horse y White Stallion, junto con la N4, su diseño característico que ha definido su sonido desde principios de los 90. Por primera vez, la N4 llevaría su nombre en lugar del de Washburn.
Es un paso importante para un guitarrista cuya influencia se ha extendido a lo largo de varias generaciones. Bettencourt causó sensación en 1989 con el álbum debut homónimo de Extreme y Pornograffitti de 1990, álbumes que exhibieron tanto su interpretación funky y acrobática como su versatilidad como compositor. Si bien «More Than Words» de este último se convirtió en un fenómeno acústico, fue su trabajo eléctrico el que lo convirtió en un héroe de la guitarra. Era un guitarrista explosivo que recordaba a lo mejor de Eddie Van Halen: una técnica rítmica increíble, una técnica deslumbrante y una composición melódica genuina. Podía combinar ritmos funk con una técnica de alto nivel, incluyendo ritmos marcados, frases fuera de tiempo y líneas de punteo alternadas vertiginosas sin perder nunca el ritmo. Podía igualar a cualquier virtuoso, pero tenía el gusto de saber cuándo servir la canción y cuándo soltarse.
Décadas más tarde, ese estatus de héroe de la guitarra se reafirmó con el lanzamiento de Six, su primer álbum en 15 años. El tema de apertura, «Rise«, incluyó un solo que dejó atónito al mundo de la guitarra, algo nada fácil en 2023. No fue solo técnico: fue emocional, físico e innegablemente divertido. Una vez más, Bettencourt le había recordado a la gente lo que podía ser tocar la guitarra.
A pesar de todo, la N4 fue su constante. Presentada a principios de los 90, se convirtió en una de las guitarras signature más reconocibles y longevas de la industria. Su diseño era distintivo: un cuerpo inspirado en las Strat con una exclusiva unión de mástil con cutaway, equipada con dos humbuckers y una disposición de controles sencilla. Era una herramienta indispensable, diseñada para guitarristas que ansiaban versatilidad, velocidad, fiabilidad y tono.
Por eso, el paso a su propia compañía es significativo. La N4 lleva más de tres décadas en producción, y dejar la colaboración con Washburn implica asumir la plena responsabilidad de todo: diseño, producción, control de calidad y la relación con los guitarristas que han tocado su instrumento emblemático durante años.
La nueva marca se estructura en torno a tres líneas: la Thoroughbred Series (guitarras masterbuilt con maderas exóticas y fabricación artesanal de taller), la Stable Series (instrumentos fabricados en EE. UU.) y la Colt Series (modelos de importación). Actualmente, opera directamente con el consumidor, eliminando la venta minorista tradicional para favorecer un modelo que permite a Bettencourt comunicarse directamente con quienes compran sus guitarras. Y quiere que cada una de esas guitarras, independientemente del precio, se sienta como algo que él mismo tocaría.
A sus 59 años, tras cuatro décadas tocando, girando y grabando —desde los discos de platino de Extreme hasta las giras de Generation Axe con Steve Vai, Yngwie Malmsteen, Zakk Wylde y Tosin Abasi, desde el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl con Rihanna hasta el último concierto de Black Sabbath—, Bettencourt está, en cierto sentido, empezando de cero. No por necesidad, sino porque quiere desarrollar su visión sin filtros y fomentar una conexión más estrecha con quienes tocan sus instrumentos.
Si te estás preguntando: que pasa ahora con Wahsburn?…según el propio Nuno «no tenía un contrato con ellos. Era más bien un pacto de caballeros que llevaba mucho tiempo en vigor. Después de un tiempo, sobre todo después de que salió Six, no sentí nada de ellos. Había pedidos de guitarras agotados, no había prensa, nada».
Washburn fue la única marca que contactó con Nuno…fue solo después de «More Than Words» que otras compañías empezaron a preguntar. Se reunió con muchas compañías a lo largo de los años, pero nunca se sintió «a gusto».
Chris Meade, el padre de la Washburn N4, va a estar al frente de la línea Masterbuilt. Tenía que ser él. «Cuando le envié mis ideas y recibí la guitarra, superó mis expectativas. Cuando recibes esa guitarra y no solo es visual, sino que la ejecución y la calidad están ahí, piensas: «¡Claro que sí!». Chris es increíble. No querría a nadie más. Habría sido difícil encontrar a alguien tan meticuloso con los detalles como yo».
Por el momento Nuno Guitars solo anuncia que abrirán la ventana de «encargos» proximamente.
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